Recordamos en esta fecha a nuestro Patrono, el Dr. Rafael Herrera Vegas.
El 30 de octubre de 1834, nació Rafael Miguel Claudio Herrera Vegas, el hermano menor de una numerosa familia tradicional venezolana, radicada en Caracas.
Su educación primaria, tuvo lugar en "la época de la palmeta", y el que no sabía la lección recibía palmetazos en las palmas de sus manos "por éso de que la letra con sangre entra"...
Mostró desde niño una decidida vocación por el dibujo y la pintura. Recibe siendo muy jóven lecciones de un famoso pintor y hace amistad con pintores impresionistas de la época. Así comparte con Camille Pissarro una hermosa amistad sellada por su común amor al arte de la pintura.
Viajó a París junto a Camille pero sintió que lo suyo no era una vocación tan clara como en Pissarro y decidió cambiar su rumbo, cortando definitivamente con la pintura e ingresando a la escuela de Medicina de donde egresó con honores en 1864
Rafael Herrera Vegas fue un precursor de la antisepsia, su tesis doctoral se basó en el cuidado de las infecciones, causa principal de muerte en las cirugías.
Regresó a Venezuela donde revalidó su título de médico y se dedicó a la clínica general, siendo en poco tiempo una primera figura en la especialidad.
Se casó en 1867 con su prima Carmelita de Palacios y Vegas de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Rafael (1868) y Marcelino (1870). Poco tiempo después, tras la muerte de su mujer quedó solo con sus hijos pequeños.
Razones de orden político hacen que Rafael busque exilio en Brasil. Allí fue muy bien recibido y tendría asegurado su porvenir pero enterado de la epidemia de fiebre amarilla que azotaba a Buenos Aires, decide venir a radicarse en esta ciudad para desarrollar su labor de médico y filántropo.
Herrera Vegas conocía muy bien la fiebre amarilla por haberla observado en Venezuela y Río de Janeiro.
En esta ciudad ganó un merecido prestigio, uniéndose a la pléyade de médicos que luchaban valientemente contra la epidemia.
Revalidó su título de médico y se dedicó a la clínica, mostrando particular interés por la salud de los niños. Fue el primer Director del Hospital de niños. En 1876 fue designado Miembro de la Academia de Medicina.
En el ejercicio de la profesión fue verdaderamnte renovador. Introdujo el uso del termómetro clínico, por lo que recibió el apodo de "el médico del tubito", además empleó e implementó todos los recursos de la moderna clínica médica que había aprendido junto a sus grandes maestros franceses.
A través de su vida resaltan las nobles cualidades de Rafael Herrera Vegas, un hombre de bondad y rectitud extraordinarias. Un hombre de hogar, que supo inculcar en sus hijos valores y principios insoslayables.
Fue en pocas palabras, un gran hombre y un hombre bueno.
Esta semblanza de nuestro Patrono, puede hacernos reflexionar acerca de la importancia que tienen los verdaderos valores de la vida. El honor, la humildad, el conocimiento, el amor al prójimo, el sentido del deber y tantos otros que a veces parecen olvidados en estos tiempos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario